CRONICA ANTES DE LA MARATÓN
Ya sé
que esto no es lo típico, que las crónicas se hacen al terminar las carreras,
pero en este caso creo que es más importante y significativo el haber llegado
hasta aquí gracias a todos vosotros que el terminar la maratón y el tiempo que
me llevará hacerlo.
Todo
empezó hace poco más de cinco años. Si en aquel momento me hubieran dicho que
correría una maratón me hubiera muerto de risa.
Empecé
a correr en el verano del 2001, bueno más que correr empecé arrastrándome con
el famoso corre-anda de mi madre; se puede decir que soy la primera de ese
famosísimo grupo de iniciación al running. Fumaba, pesaba casi 20kg más que
ahora y tenía problemas de espalda y de huesos (que no han desaparecido pero si
que han mejorado muchísimo). Así que por prescripción médica y sin haber hecho
deporte en más de 20 años me puse unas zapatillas de mi madre y salí a arrastrarme.
Puede
parecer mentira que habiendo nacido en la familia que tengo esto fuera así,
pero siempre tiene que haber una oveja negra y la adolescencia hizo estragos en
mi caso. Está claro que si te has criado en una pista de atletismo como la que
había en Riazor, jugando en las gradas en vez de en los columpios del parque,
saltando en los quitamiedos en vez de en los toboganes y haciendo castillos de
arena en un foso de salto con tu hermano pequeño, mientras tu madre da vueltas
a la pista y hace series, o lo adoras o lo odias.
Y
resulta que ahora, eso que tanto odié sobre todo a partir de los 11 años,
cuando mis padres nos hacían madrugar un domingo por la mañana para pasar el
día a un pueblo perdido de la mano de Dios, donde llovía, hacía un frío de
narices o un calor insoportable para verlos correr junto con un puñado de
chalados, (la verdad es que hace 30 años no eran muchos los que practicaban el
footing, como antes se le llamaba), se ha convertido en mi vida y todos los
fines de semana tengo un motivo para madrugar, si no es carrera, es quedada y
sino voluntariado en alguna de ellas.
Hubo
un tiempo que hasta me daba vergüenza que mis amigos me dijeran que habían
visto a mi madre corriendo por la calle, pero menos mal que la adolescencia se
pasa y ahora no me puedo sentir más orgullosa de los padres que tengo y de que
me digan que los han visto corriendo por la calle, participando o de
voluntarios en carreras o animando a la gente a hacer deporte o terminar una
carrera.
Muchas
veces lo hemos hablado en los grupos en los que entreno y está claro que no
vamos a vivir de esto (por desgracia ni los buenos de verdad del atletismo pueden
vivir de esto), pero la complicidad que se crea es algo increíble, que sólo
podemos entender los que estamos metidos en este mundillo. Aquí nos juntamos
mujeres y hombres de todas las edades, con mayor o menor forma física, con todo
tipo de trabajos, gustos, aficiones, pero unidos por algo que nos apasiona. Por
eso, más que entrenar para competir, lo hacemos para disfrutar, para mejorar,
para sentirnos vivos, para desconectar del mundo y tener esos momentos en los
que nosotros somos lo importante, olvidándonos durante ese rato de todos esos
problemas laborales y familiares que todos tenemos en algún momento.
Se
supone que este es un deporte individualista, que cada uno va a lo suyo, que se
compite y se va siempre en busca de esa MMP y me conta que es así en otros
clubes, pero no aquí, no en el CAS, que como todos sabemos ES MÁS QUE UN CLUB. No
tienes más que pedir ayuda en lo que sea, si tienes un objetivo y necesitas una
liebre, te saldrán varios voluntari@s, si quieres probar algo nuevo como trail o triatón,
siempre tendrás quien te asesore, te guíe, te inicie y te apoye en todo
momento.
Me
siento orgullosa de pertenecer a esta gran familia, seguramente sin ellos no
hubiera llegado tan lejos, 42.195 km creo que es bastante lejos (de ritmos
mejor no hablamos)
Me
enorgullezco de todas y cada una de las personas que me he encontrado en este
club, que os aseguro no son pocas. Empezando por la directiva, que siempre se
quedan en un segundo plano, pero no os imagináis el impresionante trabajo totalmente
desinteresado que hacen, sacando horas de donde no las hay y sacrificando
muchas cosas. Sin ellos ninguno de nosotros nos hubiéramos conocido. Un equipo
totalmente volcado en todo lo que hacen, Fernándo, Carlos, Berto, Betty,
Felipe, Inés, Dani, Chinchilla, Valdés, Jacinto, Josecho...
También
de nuestra cantera, que allí a donde van llaman la atención por su
compañerismo, su alegría, su pasión por este deporte y por sus incansables
gritos de ánimo en todas las carreras en las que participamos.
Cómo
no mencionar a todo el grupo de las primeras chicas del club que me acogieron
desde el primer día y han estado ahí en los buenos y malos momentos (no sólo
deportivos) y con las que he compartido competiciones en pista, los cross, los
entrenos, las cenitas, los viajes... Montse, Inés, Lina, Karina, Bea, Noe,... unas
autenticas PRO en compañerismo, amistad, y buen rollo, sin olvidar por supuesto
a los chicos, con quien iríamos sino a tomar esas cañitas de después de las
carreras y quienes nos animarían tanto y nos acompañarían para conseguir
nuestros objetivos, Fer, Berto, Toño, Abuín, Felipe, Hermi, Valdés,...
Y por
último, (no se yo si me van a publicar este testamento entero) y los más
importantes para mi en este momento, con los que paso tantas horas a la
semana, más incluso que con mis mejores
amigas (esto lo comentaba Mónica el otro día), tod@s los chic@s que entrenan
con mi madre, mi hermano y conmigo.
Da
gusto entrenar con tod@s vosotr@s, el buen rollo que hay en los tres grupos, las ganas
que le ponéis, el comprobar cómo vais mejorando y el orgullo que sentís al
conseguirlo.
Algun@s
ya hace tres años que empezasteis toda esta historia y el próximo año os vais a
estrenar en la media maratón, Marcela, Nieves, Ana Sánchez, Fernándo, Cris
Morán... asi que os podéis sentir más que orgullos@s de que “LO HABEIS
CONSEGUIDO”, como Lola, que lo ha hecho de 10 en la Behovia.
Otr@s
empezasteis más tarde y ya corréis algún que otro 10.000 y lo más importante,
con una gran sonrisa en la cara, Mely, María, Antonio, Bea, Isa, Tere, Ramón,
Bosy, Esther, Luis, Guilly, Bego.... esta lista es interminable.
Y por
último l@s que
no os gusta participar en carreras, aquí todo vale, y si no os gusta pues a
disfrutar de los entrenos. Aunque con Asun y Lourdes cuento para la de Navidad
el día 16 como el año pasado.
A
todos vosotros agradeceros estos dos meses de preparación para la maratón, a
los que me acompañasteis en alguna tirada como Lola, Bangui, Cris Yudego, Ana
Varela... y a los que me habéis animado, preguntado e interesado por como iba
el entreno. Sois los mejores. Os aseguro que me acordaré de vosotros durante
todas esas horas que llevará hacer la maratón y recordaré todos vuestros ánimos
si en algún momento me siento flaquear.
Como mención
especial no voy a olvidarme de Lina, que aunque por tantos motivos al final no
pudimos entrenar juntas todo lo que habríamos querido, por lo menos nos
desahogábamos cuando las cosas no salían como queríamos. Estoy segura de que lo
haremos genial.
Y
dejo para el final a mi hermano Luis, que siempre está ahí, para acompañarme,
para animarme, para motivarme, para apoyarme en todo momento, que aún con un
tobillo tocado me va a acompañar todo lo que pueda. Te quiero un montón enano.
Bueno,
gracias a todos, sobre todo si habéis llegado a leer este testamento entero, y
espero poder deciros el domingo que ya soy maratoniana.
Raquel Armesto Pinedo